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domingo, 24 de enero de 2016

Microrelato el arqueólogo

Hacía ya varios miles de años, que aquella civilización había desaparecido; nuestros
conocimientos sobre ellos, su sociedad o su forma de vida estaban aumentando
paulatinamente día tras día, las investigaciones arqueológicas avanzaban de forma rápida y
eficaz gracias a que nuestros hermanos de sociedad nos estimulaban y alentaban a seguir con
nuestros estudios ( querían saber mas ).
Aquellos vestigios arqueológicos, eran muy abundantes; lo que mas llamo nuestra atención,
fueron los datos que nos revelaron; que tenían conocimiento del tremendo desastre que se
les avecinaba. Lo incomprensible era no solo que no hicieran nada por evitarlo, sino que el
orgullo y el prejuicio acentuaban claramente las opciones de autodestruirse.
Entre estos restos se encontraban momias, esqueletos, edificaciones, así como todo tipo de
aparatos tecnológicos que se encontraban en un buen estado debido al lodo que los protegió. Me
asombraba ver como tenían conocimientos sobre vuelo
aeroespacial, informática, etc., etc., y sin embargo carecían de escrúpulos a la hora de
engañar, robar, violar o incluso peor... asesinar a sus semejantes, puesto que su carrera
armamentistica les delataba.
Estaban muy avanzados, casi tanto como lo estamos ahora nosotros, solo que su conciencia
social no estaba tan desarrollada. Según toda la documentación recogida y los testimonios
encontrados por el equipo, todo empezó por la crisis económica de determinados países (los
países eran divisiones territoriales), la cual se fué haciendo cada vez mas aguda, hasta que
esta derivó en una monstruosa guerra mundial, e inevitablemente se utilizaron armas
termonucleares.
Tenían, lo que llamaban dinero para intercambiar (este llamado dinero, era lo que determinaba la
economia antes mencionada), algo que es incomprensible en nuestra
sociedad, también estaban divididos por motivos de raza, religión, o sexo; de cualquier
manera, siempre prevalecían los intereses por encima de los derechos fundamentales que pudieran
tener como individuos, lo que nos da una idea de lo ambiciosos que eran
los humanos por aquella época.
Estábamos sumidos en nuestras exploraciones subterráneas, cuando hicimos un terrorífico
descubrimiento; a todo esto tengo que decir, que nos había costado años descifrar algunas de
sus lenguas. Pues bien amigos, lo impactante de la noticia, fue, que después de recuperar unas
cajas metálicas a las que llamaban discos duros, pudimos comprobar, como realizaban
exterminios masivos, de la forma mas cruenta imaginable posible. Cuando nuestros ojos vieron
aquellas imágenes, no podíamos dar crédito, sencillamente tenía que ser una broma. Pero no,
no se trataba de una broma, mi profesor se puso a vomitar, algunos de los técnicos tuvieron
que salir de la sala de proyecciones, incluso la indignación, un sentimiento que ya había sido
erradicado de nuestra sociedad, afloró en el aire, tuvimos que llamar a la calma y armarnos de
valor para seguir visualizando aquella ignominia.
Afortunadamente aquello, pertenecía al pasado, un pasado muy lejano, pero las pruebas de las
masacres exterminadoras estaban ahí.
Si, reconozco que en aquella era no teníamos conciencia, éramos animales, pero a fin de
cuentas inofensivos. Siempre hemos vivido en sociedad bajo tierra, incluso antes de la gran
hecatombe, eso, unido a que nuestras células resisten mejor el empuje radiactivo, nos salvó.
Fue así que nos encontramos con que éramos los únicos supervivientes y por consiguiente los
únicos herederos de la tierra, así de esa manera, fuimos evolucionando hasta niveles de conciencia
superiores a la de los humanos. No sé porque, se nos ha considerado siempre una
plaga, cuando sinceramente pienso, según las pruebas que tenemos,que la mayor plaga que ha
existido ha sido la humana.
Nosotros no ambicionamos, no criticamos, no violamos, no odiamos, pero sobre todo no
MATAMOS...Si, nosotros, las
cucarachas, sencillamente vivimos.
RELATO DE FRANCISCO JAVIER RODRIGUEZ PEREZ